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Las redes sociales en la adolescencia

Los adolescentes nacen y crecen en una era digital. lenguaje diferente, otra formas de relacionarse. Sexting, ciberbulying… conoce todos los peligros que esconden las redes.

 La digitalización se extiende, no sólo en el hogar, sino también en las escuelas, donde la tecnología acompaña o sustituye a las herramientas tradicionales de aprendizaje. Las redes sociales en la adolescencia son un ámbito que cada día está más y más extendido.

Los estudios internacionales muestran cómo el uso de la tecnología puede llegar a ser problemático en un cierto porcentaje de niños induciendo una verdadera adicción a Internet, los juegos o las redes sociales en detrimento de la vida real, la escuela y las relaciones.

Esto favorece el riesgo de aislamiento en un periodo en el que la personalidad está en proceso de consolidación.

Los chats, app como Instagram, Tik-Tok en las que se forman comunidades y las redes sociales generales son lugares frecuentados por la mayor parte de los jóvenes. Siguen creándose nuevas aplicaciones, nuevos grupos y nuevas formas de comunicarse que, en ocasiones, hacen del anonimato, la rapidez de difusión, la posibilidad de no dejar rastros y no exponerse físicamente, terreno abonado para una comunicación poco transparente y, en todo caso, alejada del control de los adultos.

Grupo de adolescentes miran sus móviles. Las redes sociales en la adolescencia

El uso de la Red, no supervisado por adultos competentes, puede someter a las nuevas generaciones a peligros potenciales. Se hace necesario que los responsables de los menores adquieran las competencias adecuadas y sean capaces de gestionar y prevenir los riesgos que puedan llegar a producirse por estos medios.

Fracaso en redes sociales

Antes de descartar el lamento de un adolescente por unos pocos «likes» en sus publicaciones, ponte en su lugar. Quizá para él o ella sea la enésima confirmación de que no son tan buenos como los demás. De aquí a la depresión hay un paso muy corto. No hay que quitarle importancia la decepción por el fracaso en redes sociales.

Las publicaciones de los amigos siempre obtienen más likes. ¿Es la nueva versión de la hierba siempre es más verde en el jardín ajeno? No, podría ser algo más que la envidia de las fortunas ajenas.

 Un adolescente que se queja de que sus publicaciones en las redes sociales son poco apreciadas podría correr el riesgo de sufrir una depresión. Así lo demostró de forma convincente un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Texas en Austin cuyos resultados se publicaron en Child Development.

Los científicos invitaron a un grupo de adolescentes a probar un nuevo programa que les permitía crear sus propios perfiles sociales e interactuar con otros compañeros intercambiando likes.

Se contabilizó el número de «likes» recibidos, generados realmente por un ordenador, y en base al resultado se elaboró una clasificación de los diferentes perfiles, desde el más popular al menos popular.

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Una vez terminada la prueba, los jóvenes rellenaron unos formularios para evaluar su estado de ánimo. Pues bien, los adolescentes que habían recibido menos likes mostraban sentimientos hostiles y emociones negativas que los que tenían una actuación social más apreciada.

«Parte importante de la investigación sobre medios sociales y salud psicológica usa procedimientos de encuesta, sin embargo, entendemos que la correlación no asegura la causalidad.

 Este análisis es un desarrollo científico fundamental ya que usa un experimento y muestra que no obtener suficientes ‘likes” provoca que los jóvenes disminuyan su autoestima«, aseguran los investigadores.

Una segunda evaluación de las reacciones de los jóvenes ante el mismo experimento demostró que los chicos que más habían sufrido por la escasa retroalimentación recibida eran los que tenían más riesgo de desarrollar síntomas depresivos y los más vulnerables a los acontecimientos estresantes.

«»Los jóvenes con menor autoestima son los que tienen más peligro de padecer depresión. Los comentarios de los compañeros son una importante fuente de información sobre la que se construye la forma en que los adolescentes se ven a sí mismos«, afirma Chris Beevers, del Instituto de Investigación en Salud Mental, entre los autores del estudio.

Un tercer análisis de los resultados de la misma prueba demostró que los adolescentes que sufrían acoso escolar reaccionaban peor que los demás ante la falta de valoración de sus puestos y eran más propensos a atribuir este fracaso a algún aspecto de su carácter.

El estatus social es un aspecto clave en la edad de desarrollo, y los adolescentes también miden su nivel de popularidad por el éxito de sus perfiles sociales. Cuando los “likes” escasean, los adolescentes comienzan a preguntarse qué es lo que está mal en su forma de ser y de una simple bajón en su autoestima a la depresión hay un paso.

Los autores del estudio señalan que las redes sociales pueden amplificar la sensación de inadecuación de los adolescentes menos populares. A menudo, de hecho, quienes no tienen éxito en las relaciones sociales en la vida real esperan obtener una mejor posición en el ranking de popularidad a través de las redes sociales. El fracaso en este ámbito también se interpretaría como una confirmación más de que no son iguales a sus compañeros.

«Dichos resultados son llamativos, en cierta forma, pues los jóvenes no están siendo intimidados o acosados; sencillamente no reciben muchos likes como les gustaría. Y esto les lleva a desarrollar síntomas de depresión«, escriben los investigadores.

Sexting en la adolescencia

Las redes sociales y telecomunicaciones evolucionan a gran velocidad y con ello la aparición de nuevos riesgos para los más jóvenes. Uno de estas nuevas modas es el «sexting». Aquí encontrarás todo lo que necesitas saber, que es, riesgos, consecuencias y como prevenirlo.

¿Qué es el sexting?

El sexting es la actividad de compartir contenidos de carácter sexual entre usuarios (desde el envío de mensajes sexualmente sugerentes o explícitos hasta fotografías y vídeos de carácter explícito), aprovechando el uso de los medios digitales, en particular los smartphones, las redes sociales y las plataformas de mensajería.

El anglicismo sexting procede de la fusión de la palabra «sexo» con «texting«, que significa «envío de mensajes de texto». Ya desde el término es posible sacar conclusiones sobre la evolución de esta práctica en los últimos años: el sexting nació, de hecho, con el envío de SMS, y por tanto de mensajes de texto, con contenido sexualmente explícito.

Este fenómeno se ha extendido mucho en los últimos años, incluso entre los menores.

Con el desarrollo de la tecnología, sin embargo, se pasó al envío de fotografías (inicialmente compartidas a través de MMS) y luego al uso de Internet que ha facilitado compartir cualquier tipo de contenido a través de ordenadores y, sobre todo, de smartphones.

La suscripción masiva a redes sociales y plataformas de mensajería ha contribuido aún más a la difusión del sexting, facilitando el envío de vídeos y fotos sexualmente explícitos.

Riesgos del sexting

Como se ha señalado anteriormente, la práctica del sexting está especialmente extendida entre los adolescentes, que a menudo no son conscientes de los riesgos potenciales asociados al envío de contenidos personales explícitos.

En menores de edad puede vivirse como una demostración de amor y confianza hacia la pareja, como una diversión o como una forma de sentirse bien ante los demás y ante uno mismo.

Esto se debe a que, en comparación con otros contextos, a través de las tecnologías los adolescentes se sienten más libres para experimentar y es más fácil entrar en este “juego” con menos vergüenza.

Según se desprende de los datos de Generazioni Connesse (un proyecto promovido por la Comisión Europea y coordinado por el MIUR), el 6% de los adolescentes menores de 14 años ha enviado fotos íntimas a través de mensajes privados.

 Por tanto, estamos hablando de los preadolescentes, que apenas son conscientes de los riesgos que se ocultan detrás de la pantalla. El posible intercambio (no consentido) de contenido sexualmente explícito por parte del receptor ante terceros de los mensajes representa el primer peligro cuando se trata de sexting.

Además, hay que destacar que la posible compartición de estos contenidos pertenecientes a usuarios menores de edad (aunque sean compartidos por otros menores) constituye un delito de difusión de pornografía infantil.

 Así, dependiendo de la situación (y también de la relación entre los sujetos implicados), pueden persistir dudas y temores relacionados con la posibilidad de encontrar, en el futuro, fotos o vídeos propios en la red o compartidos con terceros.

Consecuencias del sexting

Es importante ser consciente de las consecuencias que puede tener el sexting. Las imágenes desnudas o sexualizadas no son un contenido neutral, por lo que es importante hablar de las posibles consecuencias de producir, enviar y compartir imágenes de desnudos.

Veamos cuáles pueden ser algunas de las principales consecuencias del sexting:

  • Cuando se pierde el control de las imágenes producidas, su difusión en la web y las redes sociales es difícil de gestionar.
  • Revenge porn. Una variante del sexting que se realiza sin el consentimiento del fotografiado, se considera cuando las imágenes son utilizadas por una ex pareja con fines de venganza y con el objeto de afectar negativamente a la reputación del individuo retratado.
  • Sextortion. Otra derivación negativa del sexting que consiste la amenaza de difusión de material fotográfico/vídeo, siempre con el objetivo de dañar la reputación de la persona retratada. En algunos casos, el miedo es a las represalias de las antiguas parejas, tras la ruptura de un compromiso.
  • El ciberbullying que no tiene por qué ser de contenido sexual, también se considera otra consecuencia del sexting. Seguir leyendo…
  • Sentimiento de arrepentimiento inmediato. Según una encuesta realizada a 352 estudiantes universitarios estadounidenses, la sensación de arrepentimiento suele producirse inmediatamente después de pulsar el botón de envío.
  • Ciberacoso. Los usuarios sufren la presión psicológica de los agresores que les obligan a enviar imágenes o vídeos y les hacen entrar en una espiral de amenazas y coacciones de la que muchas veces es difícil salir.
  • Sexualización precoz en la infancia. Otro aspecto muy discutido sobre los riesgos del sexting debido a la posible exposición, en una etapa muy temprana del desarrollo del niño, a contenidos de carácter sexual y pornográfico, sin la adecuada orientación de los padres.
  • Impacto negativo en las relaciones humanas. Dando lugar a una sexualidad desvinculada de la fisicalidad y de la presencia real y del cuerpo del otro y, en consecuencia, potencialmente distorsionada y privada de la dimensión afectiva.
  • El adolescente que ha realizado el delito puede ser sancionado, integrado en programas educativos o condenado a realizar servicios comunitarios.

En los casos en los que el contacto entre individuos se convierta en algo exclusivamente virtual, el riesgo podría ser la anulación del componente humano de las relaciones y una implicación meramente virtual que podría fomentar una cosificación y mercantilización del cuerpo.

Consecuencias legales del sexting

Incluso cuando no hay intención de dañar a la otra persona o de cometer un abuso en línea (como en los casos de porno de venganza o sextorsión), no se excluye que las conductas típicas del sexting puedan constituir delitos relacionados con la pornografía infantil.

Según nuestro ordenamiento jurídico, el material intercambiado en forma de sexting se declina como pornografía infantil, cuando se pierde el control, incluso de forma inocente.

Según el dictamen emitido por la Comité de Lanzarote del Consejo  Europeo (el organismo que supervisa la aplicación del Acuerdo del Consejo Europeo sobre la protección de los niños contra la explotación y el abuso sexual), el «sexting» entre menores no constituye una conducta relacionada con la «pornografía infantil», si está destinada únicamente al uso privado de los menores.

 Sin embargo, el dictamen especifica que los niños coaccionados a este tipo de conductas deben ser puestos al cuidado de los servicios de apoyo a las víctimas y no ser procesados.

Consecuencias emocionales del sexting

Estas se refieren a la afectividad y, en particular, a la cuestión del consentimiento. La presión de los compañeros («todo el mundo o todos lo hacen»), el chantaje o las amenazas («si no lo haces, no me quieres»), los problemas de autoestima o el sentirse en deuda con la pareja para evitar la culpa, pueden llevar a un chico o una chica a ceder a un comportamiento que no respeta su tiempo ni sus deseos.

Por ello, es importante que el niño o la niña esté dotado de herramientas que le permitan hacer una lectura crítica de lo que ve o experimenta, incluso cuando se trata de su sexualidad, para, por ejemplo, definir sus propios límites y reconocer cuando una demanda externa los sobrepasa.

Los adolescentes tienen derecho a vivir su sexualidad en los momentos y de la forma que se adapte a su madurez, y esto sólo puede ocurrir si cuentan con conocimientos y habilidades específicas que puedan guiarles en sus elecciones, incluso en línea.

La educación a la sexualidad y a la afectividad es fundamental para prevenir formas de abuso y para que los menores puedan tomar decisiones que mejoren su calidad de vida.

¿Qué hacer si un adolescente está realizando sexting?

Si un adulto responsable del menor se da cuenta de que está involucrado en sexting, es bueno que primero entienda la naturaleza de la participación. ¿Es voluntario o no? ¿Son ambos menores de edad o hay riesgo de grooming online?

Una vez comprendidos los límites de la situación, el diálogo es esencial. No se debe utilizar como arma para juzgar al menor o señalar una posible infracción. Lo más importante es concienciar sobre la naturaleza de las plataformas que se utilizan, para ser lo más conscientes posible de los riesgos potenciales que conllevan y cómo evitarlos.

En el caso de que las imágenes utilizadas por el menor hayan sido difundidas en contra de la voluntad de la persona retratada, se aconseja ponerse en contacto con el Departamento de Policía Postal y de Comunicaciones o la plataforma digital en la que se encuentra con el fin de obtener la retirada del material, y cierre de cuentas.

La prevención del ciberbullying y del sexting

Aquí te proporcionamos los mejores consejos para evitar este tipo de situaciones:

  • No ceder a chantajes. Si alguien te está presionando para que le mandes una fotografía de contenido sexual, no cedas y habla con un adulto de confianza.
  • Denuncia el Sexting ante las autoridades. En caso de que tu hijo/a o tú mismo/a sufras sextortion o “revenge Porn”, avisa a un adulto y denuncia los hechos.
  • Evita estar en contacto con desconocidos.
  • Establezca reglas para el uso de Internet y de smartphone con su hijo. Hable de las consecuencias de romper estas reglas.
  • Sí alguien te pide que te eches una foto, ten en cuenta que no pueda dañar tu reputación.
  • Tus fotos tienen la posibilidad de ser interceptadas por terceros, puede que con intenciones maliciosas.
  • Evitar ciberacoso. Si alguien ya tiene una foto sexting en la que apareces y te pide que envíes de nuevo otra para no publicar la anterior, no lo hagas. Es un círculo vicioso que no acabará.
  • Pon en privado tu perfil en redes sociales. Evitarás que personas fuera de tu entorno puedan tener tus fotos sin tu consentimiento.
  • Si algún conocido/a está enviando o recibiendo fotos sexting, explícales el riesgo que corren de esta forma evitaras que se propague esta práctica.
  • Nunca te hagas fotos que no quieras que vean tus compañeros de clase, tus profesores, tu familia, tus amigos o tus compañeros de trabajo.

Si quieres saber más sobre bullying y ciberbullying te dejamos un artículo completo sobre sus diferencias, consecuencias y como prevenirlo. Seguir leyendo…

Si envías una imagen sexual de alguien sin su consentimiento, estás violando la confianza y exponiéndolo a un daño, y posiblemente podrías enfrentarte a consecuencias legales si se produce una investigación.

Una vez que la imagen se difunde, es imposible recuperarla y puede circular entre cientos de personas, causando daños a las oportunidades académicas, sociales y laborales. Incluso aunque el creador consienta el envío de esta imagen sexual, los agentes de la ley pueden involucrarse, produciendo una investigación.

Como resultado, se puede ordenar al adolescente que asista a programas educativos o a servicios comunitarios. En algunos casos, el adolescente podría ser acusado de un delito grave o delito menor.

Qué hacer si la imagen de tu hijo ya se ha compartido:

  • Denuncia al sitio web o a las aplicaciones donde se ha publicado la imagen
  • Aclare que su hijo es menor de edad y que se ha publicado sin consentimiento.
  • Habla con los responsables del colegio para que puedan ayudar a detener la difusión de la imagen o el acoso que pueda estar ocurriendo.
  • Póngase en contacto con la policía si su hijo está siendo chantajeado, acosado o si se trata de un adulto.
  • Siga ofreciéndole apoyo. Asegúreles que lo superarán juntos.
  • Considere la posibilidad de buscar asesoramiento profesional si necesitan ayuda para afrontar la situación.