Como padre, es imposible mantener la paz todo el tiempo. Tendría que decir que sí a todo y permitir que mis hijos hagan cosas que sé que no son buenas para ellos. Decir que sí todo el tiempo podría ser más fácil, pero no sería más útil y no sería una crianza eficaz.

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Como terapeuta y exconsejera escolar, la queja más común que escucho de los adolescentes es que los padres no escuchan, no entienden o no les importa cómo se sienten. También he trabajado con suficientes padres amorosos y comprensivos para saber que esto no podría estar más lejos de la verdad. Entonces, ¿cuál es la desconexión? A menudo, la forma en que respondemos a nuestros hijos durante los desacuerdos los hace sentir que somos los malos y que somos nosotros contra ellos.
Respuestas típicas de los padres
Por lo general, tenemos una de tres respuestas como padre:
1. La respuesta autorizada
A veces no tenemos ganas de dar explicaciones y solo deseamos que nuestros hijos respeten nuestra decisión porque somos sus padres y sabemos lo que es mejor para ellos. “Porque yo lo digo” es un ejemplo perfecto de una respuesta autorizada.
2. La explicación
Tratamos de explicar el “por qué” detrás de nuestra decisión. Queremos que nuestros hijos entiendan nuestra perspectiva y creemos que al contarles nuestro razonamiento entenderán y aceptarán nuestra posición. Por ejemplo, su hijo quiere conducir hasta la casa de un amigo, pero está lloviendo a cántaros y su intuición le dice que no es una buena idea. Su hijo se enoja y se molesta por su respuesta, por lo que le explica su razonamiento: «No ha tenido su licencia por mucho tiempo y podría tener un accidente en este tipo de clima».
3. El argumento de los sentimientos
Como adultos, tenemos perspectivas muy diferentes a las de nuestros adolescentes y no siempre entendemos por qué algo es tan importante para ellos. Consideramos que sus emociones y respuestas son exageradas. Un ejemplo de este tipo de respuesta sería: “¿Por qué necesitas salir bajo la lluvia torrencial? Verás a tu amigo mañana. No es tan grave. “Va a estar bien” y “No es gran cosa” son otros dos ejemplos clásicos.
Como padre, e incluso en mi trabajo como consejero escolar, a menudo me apoyaba en la respuesta número 2. Sentía que, si pudiera explicar mi razonamiento, lo verían a mi manera y lo entenderían. Pero esperaba que vieran mi lado sin siquiera tratar de ver el suyo. Cuando no vieron mi punto de vista y se molestaron o frustraron, pasé a la respuesta número 3 y les expliqué por qué no deberían estar molestos. ¿Alguna vez alguien te ha dicho que estás exagerando? Mi marido tiene, y no salió bien.
Validación: una estrategia de crianza más eficaz
Entonces, ¿cómo puedo ser padre de manera efectiva sin que siempre me vean como el malo? Me di cuenta de que si validaba sus sentimientos antes de responder, podía hacer que se sintieran escuchados, comprendidos y valorados. La validación es tan simple como reconocer que los sentimientos u opiniones de alguien son válidos o valiosos. Validar los sentimientos de mis hijos no significa que estoy de acuerdo con ellos, significa que reconozco que tienen derecho a esos sentimientos. Omitir la validación causó una gran desconexión, pero recordar usar la validación cambió las reglas del juego y me convirtió en un padre más efectivo.
Aquí hay algunas maneras de usar la validación con su adolescente, usando el ejemplo de conducir bajo la lluvia:
- Pareces realmente decepcionado.
- Parece que realmente querías pasar el rato con tu amigo.
- Sé que es frustrante y decepcionante cuando no puedes hacer algo divertido.
- Parece que tenías muchas ganas de salir de casa un rato y pasar el rato.
- Es difícil cuando sientes que te estás perdiendo algo.
Las cinco afirmaciones anteriores son ejemplos de formas sencillas de validar los sentimientos de su hijo y permitirle sentirse escuchado y comprendido. Puede parecer contradictorio usar la validación cuando nuestros hijos comienzan a discutir con nosotros. Pueden presionar nuestros botones y podemos perder los estribos.
“Te escucho y valoro tus sentimientos y opiniones, pero Todavía no puedo dejarte ir a la casa de tu amigo” se recibirá de manera diferente a una declaración como “Porque yo lo digo” que no valida sus sentimientos.

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Como padres, hay momentos en los que tenemos que decir que no y a nuestros hijos no siempre les va a gustar nuestra respuesta. Sin embargo, el uso de la validación es una estrategia de crianza efectiva que impulsará la conexión y reducirá la situación, asegurándose de que nuestros hijos siempre se sientan escuchados y comprendidos.

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